🏚 MÉRIDA-YUCATÁN RETRO | Discusión e información
Posteado el: Sept 13, 2017 17:30:41 GMT -6
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Post por BDC el Sept 13, 2017 17:30:41 GMT -6
En defensa de Plaza Fiesta: emprender en tiempo de huracanes
septiembre 10, 2017
A la memoria de Jerry Barceló, amigo del Conde desde 1990.
La noticia de la súbita muerte de una anciana en Plaza Fiesta fue la antesala de un oprobioso escarnio virtual que algunos meridanos le propinaron a este centro comercial construido el 30 de noviembre de 1988.
Cierto, era la tercera muerte de una mujer en el sitio. Para ser más preciso, en la banca de madera frente a Coppel, víctima de un infarto. Este último fallecimiento no sólo motivó crueles comentarios respecto a la edad de la gente que visita esta plaza sino también motivó que una que otra periodista millenial, con escasa imaginación y prudencia, le colgara una letra escarlata afirmando que junto a Plaza Dorada y Oriente, este sitio “ya no servía para el “entretenimiento”. (Milenio, 15 de agosto de 2017).
Esta reportera –cuya niñez seguramente transitó en los brincolines de ésta plaza- colocó de forma errónea palabras en la boca del presidente de la Canacome-Servytur, Juan José Abraham Dáguer, pues en el mencionado artículo el líder empresarial sólo afirmó que estos sitios han evolucionado para ser modernos centros de servicios. Nunca mencionó que ya no fueran sitios necesarios.
Si tan sólo supiera esta periodista que mientras ella jugaba brincolines en Plaza Dorada, en 1997 nacía en el seno de este centro el primer establecimiento de la cadena Los Trompos, bajo la atención personal de Guillermo Mendicutti Loría. Era un local ubicado en el costado sur del área de restaurantes de este centro dirigido por Guillermo García.
Construida bajo la portentosa visión comercial de José Chapur Zahoul, Plaza Fiesta abrió sus puertas en momentos en que el ánimo empresarial de los yucatecos estaba por los suelos luego del paso del huracán Gilberto en Yucatán. El temible meteoro al que el periodista Oswaldo Baqueiro Anduze bautizó como “El huracán del Siglo”, durante el gobierno de Víctor Manzanilla Schaffer, había devastado la industria avícola, porcícola, atrajo nuevas enfermedades transmitidas por vectores y también causó numerosas pérdidas a la industria salinera de Yucatán.
Eran tiempos difíciles. Al igual que el venerable expendio de tortas de “La Maria Elena”; Plaza Fiesta pronto se convirtió en el sitio ideal donde universitarios y estudiantes de preparatorias particulares “daban el rol” para atisbar en sus novedosas tiendas: Rocketerías, por supuesto, era el primer imán de quienes gustosamente acudían para conseguir el último CD o cassette de su artista extranjero o nacional favorito.
Fondeada por empresarios yucatecos, el secreto de la longevidad de Plaza Fiesta radica en su audacia para romper esquemas establecidos a fines de la década de los ochentas: fue el primer centro comercial en manejar el concepto de tiendas “ancla” y de dotar de generosos espacios para los visitantes, sacrificando un poco los espacios para los comercios.
También fue el primero en dotar de una amplia área para restaurantes y una plaza para eventos lo suficientemente grande para atraer a visitantes. Su puesta en funcionamiento, no sólo modificó el paisaje urbano en la zona sino que fue el punto de conectividad entre Jardines de Mérida, la colonia Díaz Ordaz y la colonia México con la primera reconstrucción de lo que hoy se conoce como avenida José Díaz Bolio.
Y aunque su vida no ha estado exenta de incidentes, como la explosión de una de las cocinas del restaurante o algún intento de asalto armado a una joyería, la Plaza fue una de las primeras en abrir un casino en Mérida cuando este concepto, inaugurado por los Abraham en el 2007 ni siquiera existía en la ciudad.
Aún se recuerda aquella imagen publicada por el Diario de Yucatán a principios de este siglo en la que el artista Ricardo González "Cepillín", posaba en una máquina tragamonedas de aquel casino que curiosamente otorgaba premios en aparatos electrodomésticos y que pocas semanas después fuera clausurado por la PGR.
Junto con la cantante Manuela Torres, cada aniversario de este centro comercial era amenizado por estos artistas queridos por el público bajo la dirección de su administrador Joaquín Arkel Pasos Rendón, su fiel subgerente, el contador Orlando Idelfonso Martín Ku y la administradora, Úrsula Lucía Gil López, un equipo cercano de trabajo que está por cumplir 30 años en el mismo barco.
Con un total de más de 140 locales ocupados casi al 100 por ciento, Plaza Fiesta todavía recibe a poco más de 20 mil visitantes diarios en negocios yucatecos que han sobrevivido al impacto de la globalización y de los huracanes: Chabeli, Joyería Ricalde, Rocketerías, Dante, Relojería Víctor, El Retorno, Huacho Martín, Dec Decoración, Burrel, Leo, Liz, Delicias, Sport Tennis, Ultra Hogar, D´arsil y Rams Cottons son parte de los negocios que han visto caer a otros gigantes yucatecos que han pasado a manos de empresarios del Altiplano, como Super Maz, un supermercado ancla fortalecido por la gestión empresarial de Gustavo Ricalde Durán.
Mención especial merece, la Casa David Arceo, que hasta el día de hoy, es atendido por su dueño quien todavía otorga consejos a sus clientes.
Con varias remodelaciones y trabajos de mejoras a lo largo de este tiempo, el centro comercial ya ha sobrevivido a varias devaluaciones, tiempos de crisis y vaivenes económicos en el que se recuerda el tránsito de otros negocios que hoy ya no se encuentran en el sitio: la agencia de viajes Carmen, La Curazao, Mericolor…
Hoy en Plaza Fiesta no verás las franquicias que inundan la avenida García Lavín y las que adornan la Prolongación Montejo. En cambio, verás un remanso de servicios y bienes estrictamente necesarios para la vida: el encuentro con tu propia madre o abuelita, el pago de tu recibo de corriente eléctrica, el impuesto predial, el disfraz para el festival de tu hijo, el encaje que te hace falta para ese vestido, el cobro de la pensión de tu tío, padre, madre o abuelo, la compra del supermercado y el cambio de pila a tu reloj de moda. Es la plaza de las cosas verdaderamente importantes y por las que vale la pena caminarla en menos de 20 minutos.
El tema de la tercera edad
Las críticas al tipo de personas que se reúnen en el área de comidas de esta plaza carecen de fundamento: son personas que hace 25 o 30 años vieron nacer este centro comercial, o incluso, han trabajado en el mismo. Hoy en Mérida, ya no existen Los Venerables Cafés de La Vieja Guardia –del cual daremos cuenta en otra entrega- como El Candado, la Flor de Santiago o El Louvre los cuales ya desaparecieron.
En el fondo, esta situación ha florecido de manera natural, y estas personas no tienen la culpa de que las autoridades y las cámaras empresariales todavía no logren percibir que el mercado de la tercera edad es una realidad que llegó para quedarse y que hoy, merece todo un capítulo para el emprendimiento y la incubación de más negocios del ramo.
Precisamente, si algo funcionó en este sitio, fue un casino sin grandes pretensiones en la que muchas personas de la tercera edad podían jugar innumerables horas el Bingo, con sólo 200 pesos en la bolsa, sin más afán de entretenerse y pasar un rato cerca de su casa.
En defensa de Plaza Fiesta diremos que este centro comercial es un patrimonio que representa el espíritu del empresario yucateco: entrón, calculador, pero orgulloso de sus raíces y sobretodo imbatible ante la crisis pero visionario aún en épocas de huracanes o devaluaciones.
Ese espíritu es resumido por aquella frase que su gerente –hoy jubilado, luego de casi 30 años al frente de la plaza- Arkel Pasos Rendón, solía decir a la gente que no se explicaba de la permanencia de este coloso del nororiente meridano:
“Plaza van, plazas vienen, Plaza Fiesta se mantiene”.
Mérida, 10 de Agosto,
El Conde de Montecristo
elcondedemontecristo75.blogspot.mx/2017/09/en-defensa-de-plaza-fiesta-emprender-en.html?spref=fb
septiembre 10, 2017
A la memoria de Jerry Barceló, amigo del Conde desde 1990.
La noticia de la súbita muerte de una anciana en Plaza Fiesta fue la antesala de un oprobioso escarnio virtual que algunos meridanos le propinaron a este centro comercial construido el 30 de noviembre de 1988.
Cierto, era la tercera muerte de una mujer en el sitio. Para ser más preciso, en la banca de madera frente a Coppel, víctima de un infarto. Este último fallecimiento no sólo motivó crueles comentarios respecto a la edad de la gente que visita esta plaza sino también motivó que una que otra periodista millenial, con escasa imaginación y prudencia, le colgara una letra escarlata afirmando que junto a Plaza Dorada y Oriente, este sitio “ya no servía para el “entretenimiento”. (Milenio, 15 de agosto de 2017).
Esta reportera –cuya niñez seguramente transitó en los brincolines de ésta plaza- colocó de forma errónea palabras en la boca del presidente de la Canacome-Servytur, Juan José Abraham Dáguer, pues en el mencionado artículo el líder empresarial sólo afirmó que estos sitios han evolucionado para ser modernos centros de servicios. Nunca mencionó que ya no fueran sitios necesarios.
Si tan sólo supiera esta periodista que mientras ella jugaba brincolines en Plaza Dorada, en 1997 nacía en el seno de este centro el primer establecimiento de la cadena Los Trompos, bajo la atención personal de Guillermo Mendicutti Loría. Era un local ubicado en el costado sur del área de restaurantes de este centro dirigido por Guillermo García.
Construida bajo la portentosa visión comercial de José Chapur Zahoul, Plaza Fiesta abrió sus puertas en momentos en que el ánimo empresarial de los yucatecos estaba por los suelos luego del paso del huracán Gilberto en Yucatán. El temible meteoro al que el periodista Oswaldo Baqueiro Anduze bautizó como “El huracán del Siglo”, durante el gobierno de Víctor Manzanilla Schaffer, había devastado la industria avícola, porcícola, atrajo nuevas enfermedades transmitidas por vectores y también causó numerosas pérdidas a la industria salinera de Yucatán.
Eran tiempos difíciles. Al igual que el venerable expendio de tortas de “La Maria Elena”; Plaza Fiesta pronto se convirtió en el sitio ideal donde universitarios y estudiantes de preparatorias particulares “daban el rol” para atisbar en sus novedosas tiendas: Rocketerías, por supuesto, era el primer imán de quienes gustosamente acudían para conseguir el último CD o cassette de su artista extranjero o nacional favorito.
Fondeada por empresarios yucatecos, el secreto de la longevidad de Plaza Fiesta radica en su audacia para romper esquemas establecidos a fines de la década de los ochentas: fue el primer centro comercial en manejar el concepto de tiendas “ancla” y de dotar de generosos espacios para los visitantes, sacrificando un poco los espacios para los comercios.
También fue el primero en dotar de una amplia área para restaurantes y una plaza para eventos lo suficientemente grande para atraer a visitantes. Su puesta en funcionamiento, no sólo modificó el paisaje urbano en la zona sino que fue el punto de conectividad entre Jardines de Mérida, la colonia Díaz Ordaz y la colonia México con la primera reconstrucción de lo que hoy se conoce como avenida José Díaz Bolio.
Y aunque su vida no ha estado exenta de incidentes, como la explosión de una de las cocinas del restaurante o algún intento de asalto armado a una joyería, la Plaza fue una de las primeras en abrir un casino en Mérida cuando este concepto, inaugurado por los Abraham en el 2007 ni siquiera existía en la ciudad.
Aún se recuerda aquella imagen publicada por el Diario de Yucatán a principios de este siglo en la que el artista Ricardo González "Cepillín", posaba en una máquina tragamonedas de aquel casino que curiosamente otorgaba premios en aparatos electrodomésticos y que pocas semanas después fuera clausurado por la PGR.
Junto con la cantante Manuela Torres, cada aniversario de este centro comercial era amenizado por estos artistas queridos por el público bajo la dirección de su administrador Joaquín Arkel Pasos Rendón, su fiel subgerente, el contador Orlando Idelfonso Martín Ku y la administradora, Úrsula Lucía Gil López, un equipo cercano de trabajo que está por cumplir 30 años en el mismo barco.
Con un total de más de 140 locales ocupados casi al 100 por ciento, Plaza Fiesta todavía recibe a poco más de 20 mil visitantes diarios en negocios yucatecos que han sobrevivido al impacto de la globalización y de los huracanes: Chabeli, Joyería Ricalde, Rocketerías, Dante, Relojería Víctor, El Retorno, Huacho Martín, Dec Decoración, Burrel, Leo, Liz, Delicias, Sport Tennis, Ultra Hogar, D´arsil y Rams Cottons son parte de los negocios que han visto caer a otros gigantes yucatecos que han pasado a manos de empresarios del Altiplano, como Super Maz, un supermercado ancla fortalecido por la gestión empresarial de Gustavo Ricalde Durán.
Mención especial merece, la Casa David Arceo, que hasta el día de hoy, es atendido por su dueño quien todavía otorga consejos a sus clientes.
Con varias remodelaciones y trabajos de mejoras a lo largo de este tiempo, el centro comercial ya ha sobrevivido a varias devaluaciones, tiempos de crisis y vaivenes económicos en el que se recuerda el tránsito de otros negocios que hoy ya no se encuentran en el sitio: la agencia de viajes Carmen, La Curazao, Mericolor…
Hoy en Plaza Fiesta no verás las franquicias que inundan la avenida García Lavín y las que adornan la Prolongación Montejo. En cambio, verás un remanso de servicios y bienes estrictamente necesarios para la vida: el encuentro con tu propia madre o abuelita, el pago de tu recibo de corriente eléctrica, el impuesto predial, el disfraz para el festival de tu hijo, el encaje que te hace falta para ese vestido, el cobro de la pensión de tu tío, padre, madre o abuelo, la compra del supermercado y el cambio de pila a tu reloj de moda. Es la plaza de las cosas verdaderamente importantes y por las que vale la pena caminarla en menos de 20 minutos.
El tema de la tercera edad
Las críticas al tipo de personas que se reúnen en el área de comidas de esta plaza carecen de fundamento: son personas que hace 25 o 30 años vieron nacer este centro comercial, o incluso, han trabajado en el mismo. Hoy en Mérida, ya no existen Los Venerables Cafés de La Vieja Guardia –del cual daremos cuenta en otra entrega- como El Candado, la Flor de Santiago o El Louvre los cuales ya desaparecieron.
En el fondo, esta situación ha florecido de manera natural, y estas personas no tienen la culpa de que las autoridades y las cámaras empresariales todavía no logren percibir que el mercado de la tercera edad es una realidad que llegó para quedarse y que hoy, merece todo un capítulo para el emprendimiento y la incubación de más negocios del ramo.
Precisamente, si algo funcionó en este sitio, fue un casino sin grandes pretensiones en la que muchas personas de la tercera edad podían jugar innumerables horas el Bingo, con sólo 200 pesos en la bolsa, sin más afán de entretenerse y pasar un rato cerca de su casa.
En defensa de Plaza Fiesta diremos que este centro comercial es un patrimonio que representa el espíritu del empresario yucateco: entrón, calculador, pero orgulloso de sus raíces y sobretodo imbatible ante la crisis pero visionario aún en épocas de huracanes o devaluaciones.
Ese espíritu es resumido por aquella frase que su gerente –hoy jubilado, luego de casi 30 años al frente de la plaza- Arkel Pasos Rendón, solía decir a la gente que no se explicaba de la permanencia de este coloso del nororiente meridano:
“Plaza van, plazas vienen, Plaza Fiesta se mantiene”.
Mérida, 10 de Agosto,
El Conde de Montecristo
elcondedemontecristo75.blogspot.mx/2017/09/en-defensa-de-plaza-fiesta-emprender-en.html?spref=fb