Post por roscarin el Oct 21, 2016 19:25:53 GMT -6
ALIMENTO DEL ESPÍRITU: HANAL PIXÁN LA FIESTA MAYA DE MUERTOS
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Entre los vivos rondan los espíritus que una vez al año regresan para compartir tan sólo un instante. La inigualable fragancia del copal, el intensó color amarillo de la flor de los cuatrocientos pétalos y la comida que saciará aquella alma, hoy son el signo para atraerla a su antigua morada. Un sincretismo y una tradición, así podemos resumir el Día de Muertos para el pueblo de México. La Catrina, una burla del Ilustrador Guadalupe Posada (1852-1913) a la mujer de clase alta del Porfiriato, es quizá el estandarte de la fiesta de muertos.
Cada región de México es un mosaico de color de la celebración, Pátzcuaro (Michoacán), Mixquic (Distrito Federal) y la región Huasteca (Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas, Puebla y Querétaro) con su Xantolo, son algunos ejemplos. Una fecha donde el sentimiento se hace presente y se conjuga con la alegría de saber que nuevamente están entre nosotros los que en el viaje de la vida se nos han adelantado. Esto refleja el rostro de los mexicanos.
La jarana, el color de sus huipiles, la cochinita pibil, el Paseo Montejo y la Blanca Mérida son el marco para la fiesta del Hanal Pixán. La cosmogonía maya dice que hay trece cielos antes de llegar al paraíso, solo las mujeres que han muerto durante el parto, sacerdotes, guerreros, gobernantes y todo aquel que era ofrecido en sacrificio iban directamente al paraíso, los demás tenían que recorrer cada cielo antes de llegar al destino final de la vida eterna.
La comida de ánimas, eso es el Hanal Pixán donde los vivos complacen a sus muertos así como los antiguos mayas agradecían el maíz a los dioses por medio de los sacrificios humanos.
La fiesta comienza con la limpieza de la casa. Se amarran los animales para que no estorben en la búsqueda de la ofrenda. Es un ritual donde la familia de manera solemne y respetuosa, trata de agradecer a sus difuntos.
La ofrenda está llena de símbolos. Primero debe colocarse una mesa que no tenga clavos (para no causarle temor a las ánimas) por ello se recurre a la madera del árbol x'colonché, que es atado con la fibra del oro verde de la península de Yucatán, el henequén, una especie de agave que se cultiva en el sureste y que fue la principal fibra textil a principios del siglo XIX.
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Además de las fotografías de los muertos, se coloca un crucifijo de madera que tiene un sudario. El mantel, que hacen reminiscencia a las nubes y se coloca el 31 de octubre, debe tener mucho colorido pues ese día las almas de los niños regresan a casa. Para el día 1 de noviembre el color deberá ser blanco y con bordados típicos de la zona, ya que es la fecha que conmemora a los adultos.
Purificar el ambiente, comunicar con el ser divino y guiar al alma, esa será la función del copal. La luz, un elemento de energía para el espíritu, también está presente por medio de las velas. Para los niños difuntos las candelas deben ser de colores para trasmitir alegría. El resto de las almas se guiarán por velas blancas en señal de respeto y solemnidad.
Alimentar el alma y saciar el espíritu, es lo que buscan los yucatecos durante el Hanal Pixán. Lo que se ha de disponer en la ofrenda corresponde a los gustos de los difuntos, pero también hay platillos que sólo en esta fiesta se realizan. La mayoría de las preparaciones tienen reminiscencias mayas y los nombres son muestra de ello.
El hombre se formó a partir del maíz, eso dicta el mito maya, y es precisamente el maíz el actor principal de la comida de la ofrenda. Algunas delicias de la cocina yucateca que no pueden faltar son atole nuevo, dulce de papaya, tamales de x'pelón (frijol tierno), la ensalada xec (que es naranja, jícama, mandarina, chile en polvo, cilantro y unas gotas de limón), yuca con miel, dulce de pepita y coco, mandarinas y jícamas.
Las bebidas no pueden faltar. Entre ellas destaca el chocolate, el balché (que proviene del árbol del mismo nombre, del cual se toma la corteza para fermentar con agua y miel de abeja) y el licor de xtabentún (se fabrica en Yucatán, teniendo como ingredientes principales miel de abeja de la zona, mosto de caña de azúcar y anís). Pero sin duda alguna el platillo que muertos y vivos disfrutan es el pibipollo o mucbipollo, que significa “pollo enterrado” y que es un tamal con pollo, masa de maíz y una salsa espesa que tiene achiote.
El agua y sal, significan el inicio y fin de la vida. Quizá sean los elementos más importantes para agraciar a las ánimas.
Es así como un pueblo que no olvida a sus antepasados trata de preservar, difundir y recordar su tradición.
elclaustro.edu.mx/claustronomia/index.php/investigacion/142-alimento-del-espiritu-hanal-pixan-la-fiesta-maya-de-muertos
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Entre los vivos rondan los espíritus que una vez al año regresan para compartir tan sólo un instante. La inigualable fragancia del copal, el intensó color amarillo de la flor de los cuatrocientos pétalos y la comida que saciará aquella alma, hoy son el signo para atraerla a su antigua morada. Un sincretismo y una tradición, así podemos resumir el Día de Muertos para el pueblo de México. La Catrina, una burla del Ilustrador Guadalupe Posada (1852-1913) a la mujer de clase alta del Porfiriato, es quizá el estandarte de la fiesta de muertos.
Cada región de México es un mosaico de color de la celebración, Pátzcuaro (Michoacán), Mixquic (Distrito Federal) y la región Huasteca (Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas, Puebla y Querétaro) con su Xantolo, son algunos ejemplos. Una fecha donde el sentimiento se hace presente y se conjuga con la alegría de saber que nuevamente están entre nosotros los que en el viaje de la vida se nos han adelantado. Esto refleja el rostro de los mexicanos.
La jarana, el color de sus huipiles, la cochinita pibil, el Paseo Montejo y la Blanca Mérida son el marco para la fiesta del Hanal Pixán. La cosmogonía maya dice que hay trece cielos antes de llegar al paraíso, solo las mujeres que han muerto durante el parto, sacerdotes, guerreros, gobernantes y todo aquel que era ofrecido en sacrificio iban directamente al paraíso, los demás tenían que recorrer cada cielo antes de llegar al destino final de la vida eterna.
La comida de ánimas, eso es el Hanal Pixán donde los vivos complacen a sus muertos así como los antiguos mayas agradecían el maíz a los dioses por medio de los sacrificios humanos.
La fiesta comienza con la limpieza de la casa. Se amarran los animales para que no estorben en la búsqueda de la ofrenda. Es un ritual donde la familia de manera solemne y respetuosa, trata de agradecer a sus difuntos.
La ofrenda está llena de símbolos. Primero debe colocarse una mesa que no tenga clavos (para no causarle temor a las ánimas) por ello se recurre a la madera del árbol x'colonché, que es atado con la fibra del oro verde de la península de Yucatán, el henequén, una especie de agave que se cultiva en el sureste y que fue la principal fibra textil a principios del siglo XIX.
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Además de las fotografías de los muertos, se coloca un crucifijo de madera que tiene un sudario. El mantel, que hacen reminiscencia a las nubes y se coloca el 31 de octubre, debe tener mucho colorido pues ese día las almas de los niños regresan a casa. Para el día 1 de noviembre el color deberá ser blanco y con bordados típicos de la zona, ya que es la fecha que conmemora a los adultos.
Purificar el ambiente, comunicar con el ser divino y guiar al alma, esa será la función del copal. La luz, un elemento de energía para el espíritu, también está presente por medio de las velas. Para los niños difuntos las candelas deben ser de colores para trasmitir alegría. El resto de las almas se guiarán por velas blancas en señal de respeto y solemnidad.
Alimentar el alma y saciar el espíritu, es lo que buscan los yucatecos durante el Hanal Pixán. Lo que se ha de disponer en la ofrenda corresponde a los gustos de los difuntos, pero también hay platillos que sólo en esta fiesta se realizan. La mayoría de las preparaciones tienen reminiscencias mayas y los nombres son muestra de ello.
El hombre se formó a partir del maíz, eso dicta el mito maya, y es precisamente el maíz el actor principal de la comida de la ofrenda. Algunas delicias de la cocina yucateca que no pueden faltar son atole nuevo, dulce de papaya, tamales de x'pelón (frijol tierno), la ensalada xec (que es naranja, jícama, mandarina, chile en polvo, cilantro y unas gotas de limón), yuca con miel, dulce de pepita y coco, mandarinas y jícamas.
Las bebidas no pueden faltar. Entre ellas destaca el chocolate, el balché (que proviene del árbol del mismo nombre, del cual se toma la corteza para fermentar con agua y miel de abeja) y el licor de xtabentún (se fabrica en Yucatán, teniendo como ingredientes principales miel de abeja de la zona, mosto de caña de azúcar y anís). Pero sin duda alguna el platillo que muertos y vivos disfrutan es el pibipollo o mucbipollo, que significa “pollo enterrado” y que es un tamal con pollo, masa de maíz y una salsa espesa que tiene achiote.
El agua y sal, significan el inicio y fin de la vida. Quizá sean los elementos más importantes para agraciar a las ánimas.
Es así como un pueblo que no olvida a sus antepasados trata de preservar, difundir y recordar su tradición.
elclaustro.edu.mx/claustronomia/index.php/investigacion/142-alimento-del-espiritu-hanal-pixan-la-fiesta-maya-de-muertos